Dos personas mayores, una madre y su hijo, dejaron un sobre en el asiento tras un viaje desde una residencia
C. J. VINAGRE MÉRIDA
Estaba comiendo y casi se le corta la digestión. Un operador de Radio Taxi acababa de llamar preguntándole si no había visto algo olvidado en el asiento de atrás de su Opel Zafira blanco, licencia número 4, con el que realiza su servicio en Mérida. También le había llamado su hermano mellizo y taxista como él. Francisco Javier González bajó enseguida y vislumbró un sobre que no estaba cerrado en el asiento trasero. Miró dentro y le entraron calores. Billetes de cincuenta, de cien euros y varios 'Bin Laden', el de quinientos euros. En total, 8.800 y pico de euros. No lo dudó un instante. Había que devolvérselos a sus dueños.
Francisco Javier cogió de nuevo su vehículo y se fue al piso de la avenida de Extremadura donde había dejado a una mujer muy mayor y a su hijo, también de edad avanzada. Cuando les entregó los casi millón y medio de las antiguas pesetas, la mujer, cuenta, se puso a llorar, a darle mil gracias y, antes de irse, el taxista emeritense recibió una gratificación.
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